El verano es una fecha propicia para el negocio de los minicréditos o préstamos rápidos, con los que es posible obtener efectivo suficiente -de forma exprés y sin apenas trámites- para una escapada vacacional o afrontar un gasto imprevisto. Pero, además de las posibles ventajas, hay que tener muy en cuenta los tipos de interés que se aplican. Por lo general, son elevados y la TAE (Tasa Anual Equivalente) puede superar 1.000%, sobre todo cuando se trata de cantidades pequeñas a plazos muy cortos. Es la contrapartida a las facilidades de financiación.